La crisis económica que se vive hoy, en gran parte por el COVID 19, ha dado como resultado que incertidumbre sea nuestro contexto obligado del 2020 y que nos gustaría un escenario con más luz en la Nueva Normalidad, sin embargo, México tiene un panorama complicado.
Para empezar, el manejo de la pandemia ha sido hasta ahora, incontrolable e irresponsable; de acuerdo a la lista de Bloomberg, nos encontramos en el último lugar (53°), lo cual está relacionado con la población que no se ha podido quedar en casa por trabajar o por el factor de hacinamiento, donde las zonas urbanas dificultan el distanciamiento social.
La dependencia laboral, formal e informal, nos ha mantenido medianamente a flote desde el 27 de febrero (primer caso confirmado), lo que ha permitido una reactivación gradual, pero aumenta en riesgo de contagio y que, hasta ahora, ha sido la medida con la que el gobierno permanece.
No obstante, se habla de un colapso económico mayor al que se vivió en la contracción de 1932 pues se han presentado los siguientes problemas:
• El peso perdió 11% su poder de compra internacional.
• Al menos 190,000 Pequeñas empresas han cerrado solo en CDMX.
• Existe un retroceso real del 8.6% del PIB
• En seguridad pública, 7 de cada 10 mexicanos se sienten inseguros.
• El 33.4% de la población considera que el próximo año la situación de delincuencia empeorará (7% más que lo reportado en 2019, INEGI).
• Y no menos importante, es que más de 110,000 defunciones han sido parte de las muertes acumuladas a nivel anual a causa del virus, con una tasa de aumento de 0.56% (Secretaría de salud).
Apesar de este escenario, el 71% de la población mantiene su confianza con AMLO y ante las elecciones del próximo año, quiere que continúe su gestión hasta el 2024.
¿Cómo mejoraría el panorama?
Debido a que la mayoría de los problemas que enfrenta México no se desarrollaron a partir de la pandemia, es posible pronosticar números y proponer soluciones asequibles.
Es importante tomar en cuenta que la economía real, va más allá de las cifras y sus efectos se reflejan automáticamente en la dinámica de la población, el desempeño de la economía está sujeto a presentar altibajos y “responderá cada vez menos a la reapertura de diversas actividades y más al comportamiento, probablemente diferenciado, de los componentes de la demanda y de los sectores productivos”.
Los obstáculos generales de un crecimiento económico son:
• Extender las medidas distanciamiento social o establecer medidas más estrictas.
• Volatilidad de los mercados financieros.
• Apoyo nacional e internacional insuficiente o trunco.
• Permanencia de secuelas causadas en la economía por COVID.
• Incremento de deuda nacional.
Las propuestas de algunos analistas se basan en lo que han hecho países con economía desarrollada, como impulsar mayor inversión y mejorar la calidad educativa para generar innovación, crecimiento y mejorar el bienestar de la población.
Estimular la inversión implica una serie de acciones por parte del gobierno como: cambiar su discurso actual (donde evita acuerdos con empresarios) a uno que genere confianza, desarrollar planes de infraestructura ambiciosos, crear proyectos productivos y fijar una agenda común que logre la reactivación económica.
Actualmente la recuperación en México se ha visto afectada por la dependencia en sectores que fueron dañados por la pandemia, sectores que se recuperarán cuando el coronavirus sea un tema del pasado; de momento, la vacuna arranca la aplicación para el 2021 con la siguiente prioridad, dándonos aliento para seguir:
1. Trabajadores de salud
2. Personas de 80 y más años
3. Personas de 70 a 79
4. Personas de 60 a 69
5. Personas de 50 a 59
6. Personas de 40 a 49
7. Población menor a 40 años
Complementando lo anterior, la economía del 90% (nueva economía), la que imposibilita abrir completamente, opera en un escenario de convivencia con el virus y varias empresas lo están haciendo muy bien, implementando ciclos de bioseguridad, adaptando sus procesos, invirtiendo en tecnología, brindando empleos y recuperándose en forma de K, lo que significará resurgir de una economía marcada por grandes desigualdades, donde unos sectores se verán fortalecidos y otros se desplomarán (crecimiento asimétrico), ya que los sectores de gran representación en distintas estructuras económicas y de determinados países, no pueden operar en un escenario de convivencia con el virus.
Mientras exista un mejor comportamiento económico mexicano y las autoridades no relajen las medidas para la ciudadanía, disminuye el riesgo de una caída más dura en el futuro. Prueba de ello es que, hace 3 meses se pronosticó un desplome en el PIB de hasta 12.8% y hoy es entre 9.3 y 8.9%, además se prevé creación de empleos en 2021 (con 700 a 850 mil plazas), de modo que una recuperación en 2023 es posible.