El 31 de diciembre del 2019, se le informo a la OMS de múltiples casos de neumonía en Wuhan, una ciudad situada en la provincia de China. Se trataba de un virus distinto a los conocidos, una situación preocupante porque, al descubrirse un nuevo virus, no sabemos de qué forma puede afectar a las personas y averiguar el tipo de contagio, el tiempo de gestación y el tipo cura.
El 7 de enero del 2020, las autoridades chinas confirmaron la existencia de un nuevo coronavirus, que es un conjunto de virus que pueden causar un resfriado común y enfermedades como el MERS y el SARS. Este nuevo virus se denominó, provisionalmente, 2019-nCoV.
Desde el momento en que fue informada del brote, la OMS ha estado trabajando con las autoridades chinas y con expertos de todo el mundo para obtener más información sobre el virus, sus efectos sobre las personas infectadas, su tratamiento y las medidas que pueden adoptar los países para hacerle frente.
El método de contagio es por medio de contacto directo con la persona infectada, por alimentos o por aire. Una vez contagiado pueden presentar síntomas como: dolor de cabeza, fiebre, insuficiencia renal o neumonía.
Para prevenir la propagación del virus, se recomienda el lavado constante de manos, mantener limpios las zonas de trabajo donde existe un grupo considerado de personas, cubrirse al toser o estornudar, evitar el contacto con las personas infectadas, uso de cubrebocas y lentes protectores.
La limpieza personal y en áreas comunes es fundamental para minorizar los contagios. Tener productos especiales o adecuados para llevar a cabo la limpieza, puede jugar un papel importante además de seguir las indicaciones y medidas de protección que han dado a conocer las autoridades.