Una realidad a la que las empresas habrán de hacer frente para responder a las nuevas necesidades de los trabajadores, en este sentido, nos encontramos ante un desafío doble. Por un lado, es imprescindible que las empresas consigan recuperar esa conexión entre los espacios de trabajo y sus empleados. No obstante, no hay que olvidar que esta conexión tiene un componente emocional que está vinculado a la confianza y seguridad que les transmite el lugar donde trabajan. Por otro, la implementación de políticas de Facility Management y estrategias de limpieza que ayuden a redefinir estos espacios y favorezcan la salud y el bienestar de las personas.
El tándem limpieza y bienestar
De esta manera, la limpieza se erige como la base de la respuesta a estas nuevas inquietudes. Y es que, es indudable que la higiene y desinfección de los espacios han adquirido una valoración y visibilidad sin precedentes: supone un aumento de expectativas que exige que el lugar de trabajo no solamente esté limpio, sino que se perciba limpio.
Porque un lugar que asegura las mejores condiciones higiénicas se convierte en un espacio que favorece la comodidad de las personas, fomenta su productividad y respalda los objetivos de la organización. Asimismo, un espacio de trabajo limpio y acogedor estimula la concentración, aumenta la productividad y reduce el estrés, contribuyendo a la atracción y retención del talento, y lo que es más importante, manteniendo a las personas sanas y felices. Todo ello, en su conjunto, impacta de manera positiva en las personas, pudiendo incluso disminuir el absentismo.
Por tanto, es indudable que hoy en día resulta esencial contar con un servicio de limpieza que otorgue esta seguridad a los empleados y que se ajuste a los nuevos estándares. Y, por ello hemos adoptado una serie de protocolos y procesos de limpieza de espacios que responden a las necesidades de esta nueva etapa y que permiten garantizar la tranquilidad de sus usuarios, con soluciones innovadoras que provienen de una combinación de tecnología, materiales y personas.
Por tanto, no solo conseguimos gestionar de una forma más eficaz los riesgos y los recursos sino que, a su vez, mejoramos la experiencia del usuario.
La seguridad de los espacios desde la formación en seguridad de las personas
El principal activo que tenemos son las personas y, para que todo fluya, es indispensable tener en cuenta también la salud y el bienestar de nuestros profesionales de la limpieza. En primer lugar, con una capacitación y desarrollo que les involucre y motive, especialmente para la toma de decisiones y búsqueda de áreas de mejora. Pero también otorgando a la seguridad, ergonomía y bienestar la importancia que merece puertas adentro.
En nuestra organización, no solo les implicamos en programas de formación y concienciación en materia de salud laboral, sino que también estamos en continua búsqueda de mejora de los métodos de limpieza tradicionales para reducir los riesgos, ya sea con sistemas que reduzcan el contacto con productos químicos o los tiempos de secado, como con métodos y herramientas que reducen los esfuerzos y las posturas inadecuadas.
En definitiva, a medida que los espacios de trabajo cambian para adaptarse a nuevas formas de trabajar, los partners de limpieza hemos de centramos en cómo adaptar nuestros servicios a las nuevas exigencias para inspirar confianza, convirtiendo las instalaciones en lugares donde la gente quiere estar y trabajar.
Cuando cuentas con responsables que se preocupan por las necesidades de sus empleados, consigues espacios que hacen la vida más fácil, productiva y agradable. Al fin y al cabo, las personas influyen en los lugares, y los lugares influyen en las personas.